Suele denominarse Antiguo Régimen al sistema político, social y económico imperante en gran parte de Europa durante los siglos XVII y XVIII.
Desde el punto de vista político, hay que destacar como forma de gobierno mayoritaria en Europa la Monarquía Absoluta (en Inglaterra y Países bajos existían formas de gobierno parlamentarias). Cada rey gobernaba en su país con poderes ilimitados y sin estar sometido al control de ninguna otra institución. Y ese poder ilimitado del rey solía estar legitimado por la voluntad divina.
Los motivos y leyendas de esta moneda de oro de 8 escudos acuñada en la ceca de Sevilla en 1701, en época de Felipe V, expresan la estrecha vinculación legitimadora que se pretendía establecer entre el poder real y lo divino.
Anverso: PHILIPPUS V DEI GRAT(IA) (Felipe V por la gracia de dios). La leyenda se encuentra rodeando el escudo de armas de Felipe V.
Reverso: 1701 HISPANIARUM REX (1701 rey de España). La leyenda rodea una Cruz de Jerusalén, también denominada Cruz de las Cruzadas, símbolo del cristianismo.
Desde un punto de vista social, la sociedad del Antiguo Régimen se dividía en tres estamentos o estados: dos grupos privilegiados, la nobleza y el clero, los grupos dirigentes, que asentaban su poder en la tradición, la religión y los patrimonios acumulados históricamente; y otro grupo de gran heterogeneidad no privilegiado, el tercer estado, conformado por el resto de la sociedad (campesinos, burgueses y artesanos fundamentalmente).
Esta organización social era aceptada en base a unos principios religiosos que legitimaban y respaldaban este orden social incuestionable. La religión afectaba a todos los aspectos de la vida.
Desde el punto de vista económico hay que destacar la importancia capital del sector primario en la economía. La mayor parte de la población se dedicaba a actividades agrarias, constituyendo la tierra la principal fuente de riqueza. De este modo la tierra era la columna vertebral del sistema productivo. Sin embargo la estructura de la propiedad solía presentar graves desequilibrios. Por regla general la mayor parte de la tierra era propiedad de los privilegiados y se encontraba vinculada, por lo que no era una mercancía susceptible de compra-venta. Tanto la producción como la productividad de la tierra eran bajísimas, por lo que la malnutrición, el hambre y las epidemias eran una constante. La falta de redes comerciales amplias, la gran cantidad de aranceles que existían y el escaso desarrollo de los medios de transporte impedían movilizar recursos para afrontar malas cosechas, localizadas por lo general geográficamente. Las crisis de subsistencia se repetían periódicamente e impedían el desarrollo demográfico.
Tanto la industria como el comercio estaban escasamente desarrollados y en gran medida limitados por el sistema de producción gremial, que establecía un marco legal muy rígido a cada sector que impedía la libertad de producción.
Esta organización social era aceptada en base a unos principios religiosos que legitimaban y respaldaban este orden social incuestionable. La religión afectaba a todos los aspectos de la vida.
Desde el punto de vista económico hay que destacar la importancia capital del sector primario en la economía. La mayor parte de la población se dedicaba a actividades agrarias, constituyendo la tierra la principal fuente de riqueza. De este modo la tierra era la columna vertebral del sistema productivo. Sin embargo la estructura de la propiedad solía presentar graves desequilibrios. Por regla general la mayor parte de la tierra era propiedad de los privilegiados y se encontraba vinculada, por lo que no era una mercancía susceptible de compra-venta. Tanto la producción como la productividad de la tierra eran bajísimas, por lo que la malnutrición, el hambre y las epidemias eran una constante. La falta de redes comerciales amplias, la gran cantidad de aranceles que existían y el escaso desarrollo de los medios de transporte impedían movilizar recursos para afrontar malas cosechas, localizadas por lo general geográficamente. Las crisis de subsistencia se repetían periódicamente e impedían el desarrollo demográfico.
Tanto la industria como el comercio estaban escasamente desarrollados y en gran medida limitados por el sistema de producción gremial, que establecía un marco legal muy rígido a cada sector que impedía la libertad de producción.
Profesor Antonio M. Martín Martín
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