Pablo Antonio José de Olavide y Jáuregui (Lima, Perú, 1725 - Baeza,
España, 1802). Fue catedrático en la Universidad de San Marcos en Lima (1742) y
oidor de la Audiencia de esa misma ciudad teniendo sólo veinte años. En el
terremoto de Lima de 1746 perdió a toda su familia. Unos años más tarde tuvo
problemas con la justicia y marchó a España. En 1754 el fiscal de Lima ordenó
su encarcelamiento por corrupción en la administración colonial, estando en
libertad condicional hasta 1757, año en que fue archivada la causa. Pasó ocho años
en Francia, trabando amistad con Voltaire y Diderot. De vuelta en España funda
una tertulia ilustrada al modo francés en su casa. En 1766 el Conde de Aranda
lo introdujo en el gobierno, siendo nombrado intendente de los cuatro reinos de
Andalucía. Intentó reorganizar la enseñanza mediante su Plan General deEstudios de 1768. Asimismo se le encomendaron los proyectos de colonización de
los despoblados andaluces, siendo nombrado Superintendente de las Nuevas
Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía. Fundó 13 colonias que subsisten hoy
día. Contó para ello con unos seis mil colonos procedentes de Centroeuropa
(alemanes y flamencos fundamentalmente). En 1778, a la caída de su protector,
cayó en desgracia, siendo perseguido y procesado por la Inquisición debido a
sus ideas revolucionarias. Se le acusó de mantener ciento veintiséis ideas
heréticas (entre ellas estaba la defensa del sistema copernicano). Fue
declarado hereje convicto y condenado a la pérdida y confiscación de todos los
bienes, incapacidad a perpetuidad para empleo público y al exilio de Madrid,
Lima y Andalucía de por vida, así como a una reclusión conventual de ocho años.
Después de dos años de reclusión huye a Francia, donde fue acogido por Voltaire
y Diderot, ocultándose bajo una falsa identidad. En 1798 fue amnistiado por
Carlos IV y se le permitió regresar a España, concediéndosele una pensión. Se
retiró a Andalucía, donde murió.
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